VIAJE POR SUDAMÉRICA III

Hola de nuevo. Estoy en un pueblo llamado Rurrenabaque, límite del mundo “civilizado” en la selva tropical boliviana. Contaré primero el viaje hasta aquí, por orden.

Habíamos llegado a La Paz , y al día siguiente tuvimos el primer día del “Congreso de Medicina Tradicional”. Inscripción, y primer contacto especial en la cola para inscribirse: un hombre muy interesante con el que comencé en seguida a hablar el mismo idioma. Se dedicaba a atender a personas alcohólicas desde el punto de vista de una medicina “espiritual”, podríamos llamarla, haciéndoles entender que existe una energía superior y ciertas leyes universales, usando los 12 pasos de la Asociación Alcohólicos Anónimos, estuvimos hablando y enriqueciéndonos. Aquí, en la cultura tradicional, llaman Ajayu al Gran Espíritu, o lo que los Cristianos llaman Dios, aunque tienen matices en esos términos que entiendo y comparto.

Después, primera sorpresa del encuentro, el “niño Félix” el poeta, un niño de 11 años que recitó unos versos como los antiguos trovadores, en español y en Aymara, con una fuerza que salía de la Tierra que nos hizo saltar las lágrimas a Balta y a mi (no se si a alguien más, la gente de su tierra parecía bastante impasible ante tal derroche de sentimiento hacia su Madre Patria y a su Sagrada Hola de Coca). Fue impresionante.

Bueno, después de esto habló un señor representante de los Kallawayas, antiquísimos médicos de las montañas de Los Andes, ya respetados por sus conocimientos en el tiempo de los Incas. Vimos un video-presentación de su historia y actualidad (en la actualidad son poco respetados o incluso marginados, y están luchando por unirse y mantenerse). Como la curación que realizan se basa mayormente en las hierbas, su patrimonio y trabajo está amenazado conforme se contamina el ambiente.

Después del video nos presentó algunas de las hierbas que usan para curar, con fotos. La verdad, aunque me parecía intelectualmente interesante, me resultó algo pesado, porque no era algo práctico, yo sentía que para conocer las hierbas te tienes que ir a vivir años con ellos y una pequeña exposición es bastante insuficiente.

Después llegó la charla de Balta (compañero crudívoro que va conmigo en el viaje, o yo con él). Gente sorprendida de que coma todo crudo, de que no coma carne, las típicas preguntas que parecen primitivas y mil veces respondidas dentro del movimiento de alimentación natural. Para informarse de su filosofía entrar en la página de su finca http://www.comunidadcruda.com/ o enviarle un e-mail a baltacrudo@yahoo.es pidiendo que les envíe el boletín electrónico.

Pasaron camareros con un refrigerio contradictorio para un congreso de medicina natural (empanadas de carne y cocacola/fanta). Preguntas en mi cabeza, pero recordando que cada persona esta en su momento de evolución personal y (porqué no) quizás no todos tienen que dejar la carne para seguir su camino (respecto a esto tengo mis dudas).

Después destacada conferencia de un interesante hombre de las Montañas de Los Andes, un buscador de la verdad de las raíces de su pueblo, de la sabiduría ancestral, un chamán. Su nombre es Edmundo Pacheco. Nos hizo una exposición como un viaje por los símbolos y arte en barro encontrados procedentes de las culturas antiguas andinas, y su significado como conocimiento de la sanación y la anatomía humana. De verdad muy interesante.

Después comida vegetariana (casi todo cocinado) en un restaurante. Había para ensalada, verduras hervidas variadas, yuca, carne de soja con arroz, papas, otro tipo de papas que dejan fermentar a bajas temperaturas de las montañas y luego pisan con los pies descalzos. Se quedan como papas secas y por lo visto se pueden conservar durante años. La llaman Chuño, si no me equivoco.

En la comida conecté con un chico muy interesante sentado a mi derecha, hablamos de la comida, del pasado “espiritual” de Bolivia, con referencia a varias civilizaciones afincadas en estas tierras, aparte de los conocidos Incas.
Difusor de la sabiduría tántrica en su versión más completa (que no, que tantra no es igual a sexo). Me comentó que de hecho hay una rama de las tantas del Yoga que contiene varias posturas entre hombre y mujer para alcanzar la unión divina y la iluminación a través del acto sexual, pero que no tiene nada que ver con el tantra, que es la “filosofía” global, subyacente (perdón por la palabra) a eso.

Bueno, con la barriguita llena (Balta se las arregló para pedir unas frutas, yo hice excepción en la alimentación crudívora y comí algo cocinado) volvimos al congreso, esta vez en otra sala, mucho más pequeña y menos ventilada (algo agobiante).

Allí se sucedieron varias conferencias, y sinceramente soy incapaz de recordar cuales fueron este día y cuales al día siguiente. Lo expondré con el orden que más o menos recuerdo.

Victor Maceda, nuestro amigo Médico naturista que nos recibió en su casa, nos puso un video sobre los tubérculos y cereales andinos tan ricos en nutrientes y tan infravalorados en su propia tierra. Tiene una teoría (científica) y un librito sobre que “Los diez mejores alimentos del planeta son bolivianos” y habla de la quinoa, del amaranto, y de otras que no recuerdo.
El final del video es una desgarradora declaración de alguien (con una voz extremadamente parecida a la de Francisco Rabal) que habla por los pueblos conquistados, avasallados y echados de sus tierras ¿por quién? Por los españoles. De aquellos tiempos, no hay que olvidarlo, aunque aquí parece (sentimos) que eso está guardado muy muy adentro de las personas, y no es fácilmente extirpable. Nuevamente esta declaración hace llorar al amigo Balta, sentimental como el que más, y yo ciertamente me siento algo incómodo, identificándome quizás con la parte “conquistadora”. Sé que son pocos los que sentirán el rechazo a los de España aún a flor de piel, pero bueno, así es como me sentí.

Después del refrigerio contradictorio (esta vez hamburguesas con tomate y mayonesa + las cocacolas y fantas, y creo que un zumo de fruta con azúcar), siguió Victor con la parte práctica de su exposición, y nos hizo respirar, abrazarnos (a los de aquí, en general, les cuesta el contacto físico), reírnos a carcajadas, y después analizar una dolencia desde varios puntos de vista como práctica terapéutica.

Esa noche ya me quedé en casa de nuestro amigo Victor, perfectamente acomodado sobre la manta que me acompañad desde mi viaje a Dinamarca y con el saco por encima, dormí divinamente. Antes de dormir leí unos capítulos de un libro que me dejó Victor, con el título “Ser Chamán”. Encontré perlas interesantes, como un resumen de la vida y filosofía de Carlos Castaneda, y algunos de los ejercicios que usaba, llamados “pases mágicos”, como el uso de un objeto pesado sobre el ombligo para ayudar a concentrar la consciencia en ese punto con el objetivo de alcanzar el “Silencio Interno”. Se complementa con unas posiciones de las manos sobre el tronco.

Practiqué esa noche y entré en el sueño fácil y rápidamente, un sueño reparador.

Al día siguiente algo de Yoga mañanero, aprendido en el encuentro de Córdoba de una persona muy especial. Una ducha fría y salimos de nuevo para el congreso.

Este día hubo charlas sobre homeopatía (interesante porque yo pensaba que sabía pero lo cierto es que nunca me había parado a escuchar o estudiar los principios de esta medicina, que tiene sus principios entre las vacunas y las flores de Bach).

Una exposición sobre un tubérculo Andino llamado el Yacón, que ponían como una potente panacea para casi todo tipo de enfermedades. La verdad un señor médico con mucha fuerza en su exposición, y muy muy “científico”. Hay una parte de los médicos que son tradicionales y que no buscan ni usan las explicaciones o nombres científicos, y otra parte científica hasta el extremo.

Cada uno con su camino hasta que todos nos unamos y nos enriquezcamos, en divina fusión. J

Después una charla sobre los baños de vapor, sus beneficios y aplicaciones. También un señor con mucha fuerza. (La verdad es que los bolivianos suelen ser así como muy enfáticos al hablar)

Bueno, pues del encuentro ya no recuerdo más, así que contaré que después recogimos la ropa que habíamos dejado en la lavandería (que ya era hora de lavarla, jeje) y después había quedado con este chico del camino tántrico para compartir documentos, le entregué algunos documentos de Terapia de Polaridad, pues se mostró sinceramente interesado cuando le conté acerca de esto, y el me dio informaciones sobre su rama de conocimiento (Código Tántrico) y sabiduría de la historia antigua de Los Andes. Me estoy leyendo esta última y lo cierto es que estoy sacando perlas de conocimiento que me sirven para ampliar mi conciencia y “recordar” las verdades hace tiempo olvidadas por La Humanidad. Lo cierto es que hace tiempo que estoy como vago para leer, y algo me tiene que interesar mucho para mantener mi atención. Debe ser parte del camino, otro momento en la evolución que llevo.

Bueno, muchos contactos interesantes y enriquecedores, menos que en Argentina, aunque no por eso menos importantes (reconozco la mano divina en cada encuentro)

Después de La Paz , decidimos irnos para el norte, hacia la selva tropical, para tratar de contactar y convivir un poco con alguna tribu lo menos “civilizada” posible. Desde La Paz , parecía tarea fácil esta, según las referencias que nos daban. Cuanto más nos acercamos a la selva en cuestión, más fieles son las informaciones y, ya llegados a donde estamos ahora, Rurrenabaque, parece más que difícil. Nos informan que eso llevaría semanas o meses de exploración, que los no contactados son desean contacto y matan a quién se acerca, y que ni los guías, ni los misioneros ni los militares han conseguido dar con ellos y estar con ellos (son nómadas y conocen muy muy bien la selva).

Con esto de las informaciones, es algo que aquí me sorprende mucho, porque en cualquier pueblo, cualquiera, la gente parece no saber lo que hay dos calles más allá de donde viven. Un ejemplo, aquí en Rurrenabaque, preguntamos donde se puede comprar ceviche (pescado crudo al limón), por curiosidad crudívora. De cada restaurante o persona nos mandan al siguiente, y estamos dando vueltas hasta concluir que no hacen ceviche aquí (un hombre en el taxi nos había dicho que había comido ceviche aquí). Bueno, después preguntamos donde poder comprar pescado, para preguntar los pescados buenos para hacerlo. Todos nos mandan a la playa, junto al río. Llegados al río nos dicen que no, que solo venden por la mañana en el mercado. Preguntando nos dice otro que si, que dando la vuelta a la cuadra hay una especie de pescadería. (una cuadra es el espacio que forma el cruce de cuatro calles, lo que comúnmente se conoce como “manzana”) Pues vamos hasta el punto indicado y allí nos dicen que no, nada de pescado. Le preguntamos a él y nos dice que en la puerta de enfrente venden pescado. Bueno, a lo mejor nos habíamos confundido de esquina. Tocamos en esa puerta… ni hablar de pescado… ¡pero bueno! Increíble. Compramos unas naranjas para refrescarnos del sol abrasador, preguntamos y concluimos que podremos comprarlo al día siguiente en el mercado. Bueno, pues a esperar, pero ¡cuantas vueltas!.
Esa especie de desconocimiento del propio pueblo se une al hecho de que resulta difícil mantener una conversación con ellos, manifiestan algo entre timidez, miedo, desconfianza y pasotismo, bajan la cabeza, una mezcla explosiva que hace que hablar con ellos (no todos obviamente) sea como un juego de descifrar.

Así que de la Paz salimos para el pueblo llamado Coroico, según algunas informaciones un pueblo con bastante turismo y fiesta. Nada que ver. No vimos sino una persona de fuera, y era un alemán que tiene allí un negocio. Coroico es un pueblo situado incomprensiblemente a la mitad de una ladera, en pendiente, alejado del río. Además el trayecto desde la Paz se vuelve pesado, porque los transportes son mayormente lo que llaman minibases, que son furgonetas de 9 plazas. Además, en el asiento de atrás, reglamentario para 3 personas, van siempre 4. En fin, es más barato que un autobús grande y que un taxi compartido.
Lo de los taxis también es para contarlo… Dos trayectos hicimos en taxi compartido: de de Caranavi a Palos Blancos y de Palos Blancos a Yocumo. Un taxi normal de 5 plazas, en el que íbamos 7 personas. Dos en el asiento del acompañante y cuatro atrás. Nosotros íbamos atrás. Esto nos extrañó pero, parecía ser la tónica general. El primer viaje de estos, aunque largo (3 horas), se hizo llevadero, pero el segundo… Ay! Iba detrás con nosotros un hombre bastante ancho de caderas, y yo, a la media hora, ya tenía la pierna izquierda dormida desde el culo hasta la punta del pie. ¡Y faltaban 2 horas y media!!
Bueno, estuvimos Balta y yo alternando, el se subió sobre mi un rato, luego yo sobre él, y luego vuelta a empezar… ¡igualito que en España! Jeje

Bueno después el viaje de Yocumo hasta Rurrenabaque lo hicimos en el minibús/furgoneta y ¡que suerte! Me toco atrás y atrás íbamos solo tres! Fue un viaje más agradable, aunque se hizo algo pesado porque a la mitad se pincho una rueda, y después de cambiarla tenía que ir más despacio. (Por aquí ya no hay asfalto, solo algunos tramos están empedrados, como las calzadas romanas).Fue agradable también porque a mi lado viajó una chica bastante simpática y guapa, con una niñita pequeña llamada Nadia. La chica bastante abierta (era de Argentina, je). Estudiante de derecho. Hablamos de la costumbre de darle cocacola y fanta a los bebes (si si, biberones llenos, es muy común ver esto). Ella no tomaba porque le había dado una gastritis (antes si tomaba mucho de eso ¿estará relacionado?) y tampoco le daba a su niña (y estaba más tranquila y con los dientes más sanos ¿estará relacionado?)
La verdad es que ver eso (los biberones de cocacola) me impacto bastante.

Bueno, total, volviendo a Coroico, lo más destacado es que nuestro amigo Matías se quedó allí para trabajar de albañil o en la recogida de la Coca , por falta de fondos para continuar el viaje con nosotros. Nos despedimos efusivamente y continuamos el camino. Haciendo autostop conseguimos que un camión vacío nos bajara hasta el cruce para coger el bus para Caranavi, siguiente parada y referencia. Después resultó que no lo hacían gratias, jeje, querían algo de “plata”. Finalmente, por las artes mercantiles de Balta, se quedó en que les compramos una cocacola. (fue lo que pidieron)

El trayecto desde aquí hasta Caranavi lo hicimos en un Bus grande, de los normales, lo que pasa es que solo había un asiento libre ¡! Bueno, nos dieron una caja y ¡ala! A viajar. Yo me senté en la caja en el pasillo del bus… surrealista total. Otras tres horitas de viaje raro. Y claro, ¡pagamos el mismo precio! En fin, la vida sigue.

Perdón por los saltos cronológicos, igual no os aclarais, pero confío en vuestra capacidad de lectura. J

Caranavi nos gustó bastante… ambiente de pueblo de los de antes, todos en la calle, mercados, carretillas ambulantes de frutas (unos mangos riquísimos), y por la noche fiesta, música animada en varios puntos (coincidió que era la celebración de la graduación escolar) Me sentí muy bien allí.

Ya de allí, como he contado, llegamos a Rurrenabaque, donde estamos ahora. Aquí me siento muy bien. Me recuerda mucho al ambiente turístico del Sur de Tenerife.
Aquí hemos hecho contactos interesantes también. Caímos en un hotel, el Hotel Rurrenabaque, donde hemos conocido a Mireya, la dueña, con la que conectamos de inmediato por el tema de la alimentación y la terapia. Balta le dio unos consejos alimentarios y yo le deje una lámina que nos había dado el amigo Víctor en la Paz sobre las combinaciones alimentarias y la no conveniencia de comer carne. Nos invitó a unos
frutos que llaman Achachairú, parecidos al níspero por fuera pero bastante ácidos por dentro. También cogimos unos cocos de su jardín, que Balta partió con un machete, previa degustación de su jugo. Mmmmmmm el jugo de los más viejos, que ya están secos, es deliciosamente dulce. Y la carne es sabrosa según sean más jóvenes (no demasiado)

Nos habló del mercado del día siguiente, domingo, principal de la semana, donde vienen a vender de otras comunidades y de pueblos indígenas. Eso interesó mucho a Balta por la posibilidad de hacer un contacto y poder visitar algunos de sus pueblos.

Esa noche, justo frente al hotel, una celebración de boda, con cuatro gatos pero la música para que se oyera al otro lado del pueblo. En fin, así hasta las 4 o las 5, yo me puse a escuchar música del MP3, expandiéndose el corazón con la música del compañero Michael Jackson y con algunos recuerdos. Esa tarde me había entrado de repente una morriña (equivalente a “echar de menos”) bastante fuerte, pensando y sintiendo a personas que hay en Buenos Aires, personas y muchas vivencias en Barcelona, y mi querida tierra, Tenerife. Pareciera que cuanto más alejado de lo que conoces y más en contacto con la naturaleza más pura, más se aclara lo realmente importante en tu vida. Y claro, lo echas de menos, jejeje.

Y a las 6, el canto de los gallos. No uno, ni dos. No una vez, ni dos. Una hora y media, en animado intercambio de cantos a cual más estruendoso. Ganas de levantarme, pocas. Escritura de limpieza (técnica para limpiar la mente, especial para escritores) y vuelta un poco a la cama. Retrasando el momento, dando largas al despertador. Finalmente me levanto. Algo de Yoga y una ducha fría (si se puede llamar fría).

Vamos al mercado, pero contacto con indígenas parece difícil. Nos comentan que al otro lado del río y bastante cerca están los Ecejas, un pueblo algo civilizado pero de los más tradicionales que quedan. Bueno, vale la pena.
También nos encontramos con Mireya, la dueña del hotel, y nos presenta a Eu, una prima suya, que es amiga de una mujer de la que habíamos oído hablar en la Paz. Una mujer que tiene una casa de Turismo río abajo, con unos lagos paradisíacos. La historia es bien curiosa, porque resulta que esta mujer estaba acostumbrada durante 8 años a nadar en uno de sus lagos cada día, y había caimanes pero al parecer ya la conocían y estaban acostumbrados a su presencia. Además según comentó los que son libres son más tranquilos. Pero he aquí que con unas lluvias el río subió y nuevas aguas se colaron en su lago, y con ellas un nuevo caimán procedente de un criadero, que por lo visto son mucho más agresivos por estar en cautividad. Lógico. Y he aquí que le apeteció hincarle el diente (los dientes) a nuestra amiga, Rosa María es su nombre. Le arrancó casi toda la carne del muslo hasta el hueso y parte del abdomen derecho. Ahora, dos años después, sorprende porque puede caminar y hacer vida normal, no se le nota nada, excepto que lleva un refuerzo en la pierna y tiene el pie algo hinchado. ¡realmente una vuelta a nacer! Jolin.

Bueno, y aquí estamos a día de hoy, 21 de Diciembre, cerca ya del fin de año, con un calor de muerte.
Con las opciones abiertas de ir a ver los lagos de Rosa María, de ir a ver a los Ecejas al otro lado del río, y también con la propuesta de pasar la navidad por el lago Titicaca, en la frontera con el Perú.

Bueno, y aquí llega a su fin esta tercera entrega, algo más profunda y completa que las anteriores, y más larga por tanto. Enhorabuena a los que han llegado hasta aquí, se ve que se toman tiempo para ellos!

Un abrazo de Amor desde el Trópico Boliviano

JULIO CHINEA

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