VIAJE POR SUDAMÉRICA VI Brasil-Perú

Como el bus desde Río Branco hasta Assis de Brasil (pueblo trifronterizo Brasil-Bolivia-Perú) salía a las 6:00 de la mañana o a las 12:00, (eran las 22:00 aproximadamente) decidimos coger un hostal para descansar bien y tomar el bus de las 12:00 del día siguiente.

En el trayecto lo más destacado fue que el bus cruzo un río muy ancho subido encima de una enorme balsa. (En esa balsa hay una foto en la que estoy yo con Balta www.flickr.com/photos/tazaigo)

Al llegar a Assis de Brasil, ya casi oscureciendo, preguntamos cómo podíamos pasar al Perú y por donde nos señalaron nos metimos algo recelosos porque no era ni siquiera una carretera sino un camino estrecho empedrado, y embarrado además, por el que serpenteamos unos 20 minutos hasta llegar a un pequeño puente colgante de madera. Al pasar ese puente nos encontramos con una carretera muy ancha, y con un hombre que nos dijo que efectivamente lo normal era pasar por la carretera, que es donde está el puesto policial fronterizo. Después cruzamos un puente muy grande que parece una obra de cualquier ciudad europea, y es como un símbolo de unión entre Brasil y Perú. De hecho el río Acre, que pasa bajo el puente, hace de frontera entre esos dos países.

Al llegar al Perú (no se siente nada en especial) llegamos a un pueblo pequeño llamado Iñapari. Allí, después de tratar de conseguir algunas frutas (infructuosamente por cierto, otra vez la misma historia de que unos nos mandaban a otros y al final nadie tenía) nos fuimos a sellar nuestros pasaportes de entrada a Perú, para lo cual de nuevo tuvimos que preguntar. Nos dijeron que estaba a la salida del pueblo, así que decidimos ir caminando porque pensamos que no estaría lejos. Bueno estaba lejos, como a 1 km y medio, cargados con las mochilas y llegamos justo a las 20:00 y nos habían dicho que cerraban a esa hora.

Afortunadamente estaba abierto… desafortunadamente la señorita del mostrador no estaba con un buen día, así que nos puso pegas de que ya tenía apagados los ordenadores, pero aún así nos cogió los pasaportes, y después nos dijo que no teníamos el sello de salida del Brasil, y que eso era imprescindible (en ningún país nos habían puesto sello de salida y en ningún país nos lo habían pedido al entrar) así que se puso así como terca con eso y nos tuvimos que quedar esa noche en el pueblo en vez de seguir el viaje en ese momento como era nuestra idea, para aprovechar esa noche.

Teníamos entonces que esperar al día siguiente para volver al lado de Brasil, que nos sellaran la salida y entonces volver allí para sellar la entrada al Perú, y seguir viaje.

La verdad no entendimos porqué no nos dijo simplemente y con amabilidad que ya estaba cerrado y nos hubiéramos sentido mejor, aunque habríamos renegado un poco de haber venido caminando con las mochilas a cuestas, pero de la manera que sucedió nos molestó más, sobre todo a Balta, que al salir empezó a desahogarse insultando a la del mostrador, jeje. Después se quedó a gusto.

A mi la verdad no me molestó hasta el punto de tener que desahogarme, pero lo cierto es que no entendía porqué tanto rollo para sellar el pasaporte, con la cara de buenos que tenemos… J

Pero he aquí que nada ocurre por casualidad, sino por causalidad, lo cual nos quedó claro en ese caso al final de esa noche.

Al volver al pueblo nos encontramos con un chico de El Salvador, un artesano con un look bastante hippie que tenía un tambor de pita para hacer música y vendía artesanía, collares, anillos y pulseras hechas con piedras preciosas y semipreciosas de la selva y de lugares especiales como Machu-Pichu, y con alpaca, que es una aleación de plata y níquel más barata y fácil de trabajar que la plata pura.

Nos sorprendió su aspecto, era totalmente indígena, descendiente bastante fiel de los antiguos aztecas.

Él estaba de paso para Brasil porque quería llegar a Belem para el Foro Social Mundial convocado para finales de Enero, es un encuentro internacional del que podéis encontrar información en Internet, es en general un llamado para las personas que trabajan, rezan o meditan para un mundo mejor. Un encuentro multitudinario en el que se concretan ideas y proyectos para hacer posible ese cambio, siendo la convivencia en el propio encuentro el primer ejemplo de ese cambio.

Por lo visto este Foro Social Mundial esta precedido por un Rainbow en el mismo lugar, así como para preparar y potenciar el encuentro. El Rainbow es también un encuentro de similares características comenzado a finales de los años 70 por iniciativa de los Indios Americanos Hopi (esta es la información que tengo, la historia es muy bonita)

Al parecer hay otro encuentro antes de ese en Manaos, en medio de la selva, que es un Foro Social Panamazónico, que implica todas las cuestiones que afectan a la selva y su conservación, teniendo en cuenta obviamente a las gentes que viven en ella.

Bueno la cuestión es que conectamos muy bien con él desde el principio, así que fuimos a acompañarlo a comer algo, y he aquí que conectamos muy bien también con las tres chicas que gestionan el restaurante, que son a la vez socias y hermanas, y su madre es la cocinera principal. La verdad al principio también estaban un poco tímidas pero Balta tiene una capacidad especial para sacar a las personas de su timidez, con insistencia, mano izquierda, y algo de la derecha también.

Esa noche dormimos en un hostal, Balta en una habitación y yo con Chapín, que así se llamaba el chico salvadoreño. Esa noche hablamos de artesanías, de contactos con indígenas (porque él es indígena y compra muchas de las piedras con las que trabaja a indígenas de cada país), hablamos de alimentación (un poco) y de la terapia que yo hago, le enseñé el libro del Dr. Stone, creador de esta terapia, y le gustó, quedé en enviarle unas láminas que tengo preparadas sobre esta terapia para que las tuviera (luego se las envié, que hay cosas que me olvido pero intento cumplir, eh). Ya le había comprado en el restaurante un colgante con una piedra que me gustó mucho, que parecía como de piel de jaguar, de hecho creo que se llamaba piedra jaguar, no estoy seguro, pero después en la habitación tuvimos un muy bonito intercambio, yo le di alguna piedra de las que llevo, creo que una pequeña pirámide de amatista, y el me dio un trozo de cuarzo blanco.

Luego vino un momento mágico en que el se fijó en el anillo atlante que yo llevaba, me preguntó, por él, y yo empecé a sentir que realmente era para él… se lo probó, le quedaba absolutamente perfecto, luego me lo devolvió, me lo quise poner y no había manera de que entrara en mi dedo, así que definitivamente supe que era para él, así que le dije “es para ti”. Me miró estupefacto y se creó una muy buena energía, y en ese momento él me dio un trozo de piedra con cuarzos blancos y violetas, un trozo tal y como salen de la tierra, que me dijo que sentía que me vendría bien. La verdad lo cogí en la mano y sentí la facilidad que tenía para concentrar la energía, por su forma cóncava. Lo he usado más veces y es realmente potente (por ejemplo para concentrar energía de curación y enviarla a personas J.

Bueno, esa noche dormí muy bien, después de una ducha de agua fría purificadora (no estaba realmente fría, pero refrescaba el cuerpo).

Al día siguiente pasamos un rato con las tres hermanas del restaurante, Balta incluso les hizo una entrevista personal a cada una (una especie de rato para hablar terapéutico), Chapín ya siguió para Brasil. Una curiosidad es que este chico había pasado ya por varios países sin pasar por los puestos fronterizos, como un símbolo de nuestra Libertad y de nuestro derecho como Seres Humanos de movernos libremente por la Tierra , nuestra Casa.

Nos enteramos de que dos de las tres hermanas viven en realidad en Puerto Maldonado, que justamente era nuestra siguiente parada, pero ellas iban al día siguiente, así que quedamos en llamarlas al día siguiente por la tarde a ver si podíamos quedar para salir un rato a bailar y divertirnos.

Así que de Iñapari cogimos un taxi hasta Puerto Maldonado, y lo más destacado del viaje fueron realmente dos cosas. Estando la carretera absolutamente embarrada (era de tierra y había llovido), el taxista iba bastante rápido y confiado, así que al adelantar a un camión perdió el control del coche y empezó a derrapar en zigzag, a punto de dar vueltas de trompo, y a punto también de que el camión que intentaba adelantar nos embistiera, pasó bastante cerca. Le pedimos que fuera más tranquilo por nuestra seguridad (viajaba también con nosotros una chica con una niña muy pequeña en brazos) y ya más tranquilos, llegamos a la segunda cosa más destacada, que fue cruzar un enorme río en una balsa individual, es decir, que en cada balsa cabía un solo coche, estaban construidas específicamente para pasar coches de a uno junto con sus pasajeros y un poco de mercancías. Realmente curioso, Balta dijo que nunca había visto ese sistema en todos sus anteriores viajes. Lástima que yo no tenía cámara y Balta no sacó ninguna foto.

Las maniobras de la barca eran complicadas porque la corriente era muy fuerte, pero esa es su vida y tienen una pericia muy desarrollada, me sorprendió como “aparcó” en un hueco prácticamente del mismo ancho que la barca, dando un medio giro y demostrando una gran destreza.

Allí en Puerto Maldonado mareamos un poco al taxista buscando un sitio donde cambiar la moneda para pagarle y buscando un hostal, pero se portó muy bien con nosotros. Finalmente nos registramos en un hostal junto a un Internet y frente a un gran mercado con muchas frutas…¡nuestro paraíso!

Después de una buena ducha, salimos a ver un poco la ciudad, lo más destacable fueron unas papas que encontramos con las que hice una excepción en la dieta, eran unas papas hervidas y luego cortadas a la mitad para ponerles queso, así como un sándwich, y después de eso rebozadas en harina y huevo y fritas. ¡una delicia! Hechas caseras por las señoras, que las vendían en la calle en pequeños puestos donde calentaban también carne, con un pequeño fogón de leña, y ahí ponían las papas que ya tenían hechas para calentarlas un poquito, y después tenían también como una mezcla de cebolla y tomate crudos cortaditos y aliñados con limón para echarle a la papa…¡Estaba buenísimo!, aunque obviamente me sentó pesado después de un tiempo comiendo solo fruta (me comí unas cuantas papas, jeje)

Esa noche preguntamos por un sitio para bailar, y nos indicaron dos sitios, así que allí fuimos. El primero era como una discoteca, con una pista de baile en el centro, unas mesas y barras alrededor para servir las bebidas… y la música bastante alta, aunque no era del todo desagradable.

Estuvimos un rato sentados en unas escaleras, viendo a la gente bailar y yo estaba disfrutando mucho de la música, que me gustaba y tenía ganas de salir a bailar pero no salía por un poco de vergüenza… ya todos nos miraban así que si salía a bailar no te cuento. Pero lo cierto es que luego me di cuenta de la estupidez de esos miedos, porque después salimos a bailar y me lo pasé bien un rato pero después el dj fue cambiando la música, se fue haciendo más rápida tirando hacia una especie de bacalao o música electrónica que no me gustaba tanto, así que pensé “si hubiera salido a bailar antes…”, ahí queda reflejada la estupidez de los miedos humanos y sus consecuencias.

Bueno después de que la música nos aburrió, decidimos irnos al otro local que nos habían dicho, llamado La Choza de Candamo, que era más como una terraza muy grande con mesas y un gran techo de palma como los indígenas, con un escenario grande donde una orquesta estaba tocando variedad de música para deleite de los bailarines.

A ambos lados de la orquesta unas chicas muy muy poco tapadas bailaban de una manera que hacía inevitable mirarlas bastante. Resultaba extraño estando en Perú.

Hicieron los de la orquesta alguna broma a propósito de Papa Noel (Balta) aunque ya estábamos bastante acostumbrados porque era algo constante durante el viaje. Balta se lo tomaba con humor.

Lo más extraño allí era que cada vez que se terminaba una canción, toda la gente que bailaba en la pista salía de ella como si fueran agua y hubiera caído una gota de aceite, bruscamente. Era como una norma no escrita. Además, nadie, ni uno solo, aplaudía en ningún momento. Solo Balta.

3 o 4 personas invitaron a Balta a cerveza, al parecer por curiosidad de hablar con él y conocerlo. Él rechazó las invitaciones.

Yo lo pasé muy bien a ratos, porque me gusta la música latina para bailar, aunque si una canción no me gusta me aburro.

Al parecer, según me dijo Balta, había un chico que me miraba un poco mal, como atravesado, y se acercaba a mi ofensivamente cuando yo no miraba, pero no pasó nada.

También un hombre que parecía que estaba bastante ido de la cabeza se puso delante de mí mientras yo bailaba, y se quedó tieso como una estatua, mirándome.

Traté de no darle importancia y seguí bailando sin hacerle caso. Me di la vuelta para no estar frente a él, pero se cambió y volvió a ponerse frente a mí de la misma manera, con una mirada como de loco que no sabes que barbaridades estará pensando. La verdad me tenía un poco incómodo. Finalmente alguien, no sé si un camarero o un familiar, lo sacó de la pista casi a rastras, empujándolo porque no se quería ir, y seguía mirándome de aquella manera…

Algo más tarde 6 guardias de seguridad rodearon a otro tipo que estaba sentado bebiendo y que al parecer había hecho algo a otro cliente, y lo sacaron a la fuerza entre los 6, porque era bastante corpulento.

Al parecer una ve fuera el hombre siguió resistiéndose, porque al rato entró uno de los guardias entró y volvió a salir con tres o cuatro porras en la mano. Creo que ahí el otro entró en razón y se fue.

Al salir del local estuvimos hablando un rato con una chica que vendía chucherías y cigarrillos a la puerta. Tenía 14 años, pero la verdad es que hablando y de aspecto parecía de 20 o más. Hablamos de eso con ella, y nos dijo que si, que allí las chicas se desarrollan mucho más rápido. Ella era muy observadora y era consciente también de que los extranjeros tratan mucho mejor a las mujeres en general que los de su propio país. La verdad teníamos una conversación muy interesante.

Nos preguntó qué edad le echábamos a su compañera, que vendía en el puesto de al lado. Yo le eché 19… ¡tenía 11! Increíble.

Bueno, esa noche dormimos bien y al día siguiente nos levantamos para ir a visitar el enorme mercado de frutas frente al hostal, y comer algo. Tenía una muy buena cantidad y variedad.

Lo más curioso eran unos carritos en los que llevaban, abajo, una pequeña jaula con 3 o 4 codornices, y arriba un hornillo de gas con un caldero para irlos hirviendo y pelando, y así la gente los compraba, directito del animal a la boca, jeje. Yo no los probé porque no me llamaban la atención, pero olían bien.

Esperamos a la tarde para llamar a las chicas que habíamos conocido en Iñapari, pero nos dijeron que el viaje se les estaba retrasando mucho porque llovía y había mucho barro, así que decidimos seguir el viaje. Cogimos un bus para Cuzco, siguiente pueblo/ciudad importante, pensando en si nos quedaríamos algo para visitar Machu Pichu.

Lo más destacable es que cuando el bus fue cogiendo altura, empecé a sentirme cada vez peor, con nauseas y ganas de vomitar (debe ser normal porque repartían bolsitas de vómito como antes en los aviones). Vamos que me dio el famoso mal de altura.

Vomité en total dos veces, del color del mango, que era lo único que había comido. El hecho de haber comido poco y sin agua hizo que lo que había fuera pero que muy espeso, lo cual hacía un calvario el que saliera por la boca. Estuve bastante fatal.

Al llegar a cuzco me tiré en algún lugar de la terminal mientras Balta se iba a dar una vuelta y a buscar comida, pero ya decidimos que nos íbamos el mismo día, dejando atrás la posibilidad de ir a Machu Pichu, el sueño de mi querida madre. De hecho pasamos solo dos horas y media en cuzco, y salimos ya con destino Lima, donde Balta tenía la esperanza de visitar al Doctor Carlos Casanova Lenti, un médico naturista de reconocimiento internacional con el que se había carteado y hablado por teléfono.

En total 18 horas de Puerto Maldonado hasta Cuzco, dos horas de descanso y otras 18 horas hasta Lima… sin comentarios.

El segundo tramo in embargo fue mucho mejor, ya me iba recuperando, y además el bus y la carretera eran mucho mejores que por ejemplo el viaje infernal en el norte de Bolivia, lo cual lo hacía más llevadero aunque fueran más horas.

Así llegamos finalmente a Lima.

La razón del interés de Balta por visitar al Dr. Casanova es que practica desde hace 50 años la medicina naturista Hipocrática, que se basa en gran parte en la dieta cruda, fresca y viva para el mantenimiento y recuperación de la Salud.

Balta, para quien aún no lo sepa, lleva casi 20 años comiendo solamente comida cruda, lo que le hace el referente de este tipo de alimentación en España y en Europa. Y como hay pocos en el planeta que lleven esta dieta, pues se conocen todos, al menos de oídas.

Este hombre, el Dr. Casanova, ahora con 83 años, ha desarrollado y desarrolla una labor increíblemente amplia de curación y educación de la gente respecto al método natural para mantener la Salud (la comida cruda y el contacto con la Naturaleza ). www.clinicacarloscasanovalenti.com

Así que al llegar a Lima pensamos en tomar otro bus para ir a Huachipa, un barrio en las afueras donde vive y tiene su Clínica el Dr., pero estábamos taan derrotados de viajar que decidimos coger un hostal lo más cerca posible de donde nos había dejado el bus ( 10 metros ), ducha y descansar.

Era el día de Nochevieja, y yo salí a dar una vuelta, aunque Balta se quedó descansando muchas horas. Quería urgentemente arreglar mi MP3 porque ya no me funcionaba, así que preguntando llegué a una zona que llamaban Paruro y que eran varias cuadras absolutamente llenas de tiendas solamente dedicadas a electrónica, tanto de primera como de segunda mano. Preguntando llegué a un puestito donde 3 chicos compartían 2 metros cuadrados con todas sus máquinas y materiales, y allí me dijeron que me lo podían arreglar. El chico era muy joven simpático.

Dejé el MP3 allí y me fui a dar otra vuelta a ver si encontraba una cámara digital a buen precio para que las personas que me quieren al otro lado del mundo y las personas que siguen mi viaje pudieran tener también imágenes de mis aventuras.

Compré una de segunda mano que la verdad después comparando me salió un poco cara, pero bueno, si me ponía a mirar todas las tiendas me volvía loco. Me gusta comprar con simplicidad.

La cámara me venía con una tarjeta de memoria de 2 Gb, pero no traía cable ni para la corriente ni para el ordenador. El que me la vendió me dijo que eso lo conseguiría en cualquier tienda, lo cual creí porque había visto una inmensa cantidad de cargadores en las otras tiendas.

Pero resultó que no tenían en ninguna tienda ninguno de los dos cables… busqué y busqué, y me sorprendió que justo para esa cámara no tuvieran los cables. Y sin los cables…¿Qué iba a hacer?

Finalmente conseguí en una tienda, después de muchas vueltas, un cable que servía, solo que valía el doble de los normales porque era de una nueva generación de cámaras (la cámara era Kodak (lo sigue siendo) y Kodak se había preocupado en crear un nuevo tipo de entrada de cable para que no le sirviera cualquiera y hubiera que comprar ESE)

En fin, pero lo encontré, y además como era conexión usb me dijo la chica que al mismo tiempo que pasas fotos al ordenador la batería se carga (eso lo creí porque la que yo tenía anteriormente funcionaba así).

Recogí también el MP3 ya reparado, le habían cambiado la batería, y me fui de vuelta al hostal tan contento.

Cual no fue mi sorpresa cuando estando en Internet descubro que la cámara no se conectaba al ordenador, claro, ni pasaba fotos ni se cargaba. Me quedé de piedra. Además el vendedor no me había dado ni factura siquiera (craso error por mi parte, claro)

Pero mayor fue mi sorpresa (no agradable) cuando en casa descubrí que el MP3 tampoco funcionaba ni se cargaba de la red eléctrica (¡el chico lo había probado delante de mí y funcionaba!) Madre mía, qué tomate.

La cuestión es que al día siguiente era jueves fiesta por ser día 1, y no sabía si abrían.

Esa noche nos sorprendió porque había muchísimas hogueras en las calles, en las aceras pero también en medio de la calle, justo en los cruces, y lo que quemaban era mayormente basura que habíamos visto ese día toda amontonada, dando un increíble aspecto de descuido y suciedad. Había una parte positiva de quema energética en las hogueras, de desahogo del estrés emocional, pero obviamente estaba la parte negativa de un fuerte olor a plástico en el aire y la contaminación correspondiente.

Al día siguiente quise probar si estaban abiertas las tiendas, y tuve suerte, así que pude llevar de nuevo a arreglar el MP3, que tenía mal la pantalla así que se la cambiaron y como eran buena gente no me querían cobrar, pero de todos modos les dí algo.

Balta vino conmigo y le hablé de un hombre que me había encontrado que me dijo que no se hablaba con los españoles, que no tienen palabra. Balta inmediatamente quiso conocerlo y estuvo mucho rato hablando con él. Le encanta la confrontación.

También pude solucionar lo de la cámara, devolviendo el cable que había comprado y comprando un lector externo de tarjetas, que era lo único que funcionaba después de mucho probar. Y aparte tuve que comprar un cargador universal de baterías para cargarla.

Bueno, solucionado.

Nos fuimos a Huachipa, pero la cámara siguió quebrándome la cabeza porque, después de cargarla descubrí que, a pesar de ser de 8 megapíxel, sacaba fotos de pésima calidad, pero pésima. Ya me tenía hasta el gorro, y encima como no tenía justificante de la compra…

Andaba yo preocupado por eso, pero probando y probando descubrí que lo que pasaba es que había que dejar que enfocara manteniendo el botón apretado a la mitad, y después disparar. Así las fotos salían muy bien. ¡ALELUYA! Aunque aún no le he cogido el truco para las nocturnas…

A Huachipa íbamos sin expectativas (al menos yo) y con el tiempo justo porque el Dr. Casanova llegaba a las 15:30 y la clínica cerraba a las 16:00, según nos había informado la secretaria por teléfono.

Cuando llegamos, la recepcionista anunció nuestra llegada al Dr. Casanova, que estaba en su consulta, y nos recibió tan amablemente ¡¡¡que nos quedamos por 10 días!!!

Lo que aconteció en esos 10 días, ceremonias del fuego incluidas, es material para otra entrega… ¡o para un libro entero!

UN ABRAZO DE AMOR PARA TODOS

1 comentario:

  1. Hola Julio
    estoy siguiendo los reportaje de tus viajes, me gustan mucho.
    Es como dijo Alejo Canpentier.La America es lo real maravilloso.

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